martes, 10 de marzo de 2009

Un pleito felino


Un poco de poesía para mis amigos abogados. Aquí va un poema de Rubén Darío que atañe al ejercicio de la profesión. Cualquier asimilación a la realidad es pura coincidencia.

Diz que dos gatos de Angora

en un mesón se metieron,

del cual sustraer pudieron

un rico queso de bola.

Como equitativamente

no lo pudieron partir,

acordaron recurrir

a un mono muy competente.

Mono de mucha conciencia

que gran fama tenía,

porque el animal sabía

toda la jurisprudencia.

"Aquí tenéis -dijo el gato

cuando ante el mono se vio-

lo que este compadre y yo

hemos robado hace un rato;

y pues de los dos ladrones

es el robo, parte el queso

en mitades de igual peso

e idénticas proporciones".

Aquel mono inteligente

observa el queso de bola,

mientras menea la cola

muy filosóficamente.

-"Voy a dividir el queso

y, por hacer lo mejor,

rectificaré el error,

que hubiere, con este hecho".

Por ni suscitar agravios,

saca el mono una balanza,

mientras con dulce esperanza

se lame el gato los labios.

Haz buen mono como quieras

dijo el gato con acento

mientras tomaba asiento

sobre sus patas traseras.

Valiéndose de un cuchillo,

el mono el queso partió,

y en seguida colocó

un trozo en cada platillo;

pero no estuvo acertado

al hacer las particiones,

y otras dos oscilaciones,

se inclinó el peso hacia un lado.

Para conseguir mejor

la proporción que buscaba

de los trozos que pesaba,

le dio un mordisco al mayor;

Pero como fue el bocado

mayor que la diferencia

que se dio, en la otra experiencia

se vio el mismo resultado.

Y así, queriendo encontrar

la equidad que apetecía,

los dos trozos se comía

sin poderlos nivelar.

No se pudo contener

el gato, y prorrumpió así:

-"Yo no traje el queso aquí

para vértelo comer".

Dice el otro con furor,

mientras la cola menea:

-"Dame una parte, ya sea

la mayor o la menor

que estoy furioso y arguyo

al ver lo que va pasando

que por lo nuestro mirando

tu estás haciendo lo tuyo.

El juez habla de este modo

a los pobres litigantes:

-"Hijos, la justicia es antes

que nosotros y que todo".

Y otra vez a pesar,

y otra vez a morder,

los gatos a padecer

y la balanza a oscilar.

Y cuando del queso aquel

quedan tan pocos pedazos

que apenas mueven los brazos

de la balanza en el fiel,

el mono se guarda el queso

y a los gatos les responde:

-"Esto a mí me corresponde

por los gastos del proceso".

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