domingo, 25 de mayo de 2014

Misiones: La historia olvidada


Es hora de que los misioneros despertemos de nuestro largo letargo y de que reclamemos justicia y reivindicación por todos aquellos actos de violencia y usurpación de los que nuestra tierra y nuestro pueblo no fueron más que víctimas inocentes y que hoy parecen haber quedado en el olvido más absoluto. La historia de nuestra provincia es sumamente rica, y ya lo era al momento en que arribaron a ella los “conquistadores” europeos, quienes con su habitual demencia y brutalidad, propia de su vocación expansionista e imperialista, no dudaron un solo segundo de su intención de aniquilar a la cultura guaraní, que hasta entonces desconocían absolutamente. 

El sentido de la conquista española era claro: imponer por medio de la fuerza su poder absolutista, que venía bendecido por la mano de dios, para que, con la excusa de evangelizar y educar a los naturales de las indias, pudieran ingresar a nuestras tierras e imponer, con terror y sangre si fuese necesario, su poderío económico y militar sobre las antiguas comunidades aborígenes que habitaban nuestro continente hacía aproximadamente 30.000 años. 

Desde un primer momento estos invasores trataron a las comunidades aborígenes como seres inferiores, considerándolos fuera de la humana conditio, como seres sin alma, utilizándolos como animales de carga y obligándolos a realizar trabajos sumamente forzosos. Un claro ejemplo de ello fue el trabajo en las minas, donde millares de nativos perdieron sus vidas bajo el yugo del “conquistador” que, obnubilado por las riquezas con que la Pachamama había dotado a nuestras tierras, decidió motu propio hacerse de ellas y de sus recursos naturales por medio del uso de una violencia desmedida que tenía, como principal eje, el sostenimiento del imperio español en la Europa de fines del Siglo XV (1492) a fines del Siglo XVII a costa exclusivamente del oro, la plata y la sangre latinoamericana. 

Nuestras tierras, y con ello me refiero ya específicamente a la Provincia de Misiones, por sus abundantes ríos fue una zona de fácil acceso para los españoles, quienes la usaron como canal fluvial y comercial para poder sacar el oro y la plata desde Perú y Bolivia más fácilmente hacia Europa, desembocando desde el Paraná hacia el Río de la Plata. De allí iniciaban la travesía para cruzar el Atlántico una y otra vez con sus barcos repletos de nuestros recursos naturales. 

Estas tierras formaron parte de la misión evangelista de los Jesuitas quienes a partir del Siglo XVII, buscaron desde un primer momento integrarse a la comunidad guaraní, estudiarlos, conocer sus costumbres y su cultura para así luego poder conjugar las creencias aborígenes con la teología de la iglesia católica, trabajo éste el de los jesuitas que si bien dio frutos, acabó cuando luego fueron expulsados por la monarquía española en el año 1767. 

Lo cierto es que a partir de la expulsión de los Jesuitas, el territorio de Misiones pasó temporalmente a ser tierra de nadie, habiendo quedado en manos de franciscanos, dominicos y mercedarios, por lo que los portugueses, que hasta ese entonces no habían podido hacerse de nuestras tierras, pese a sus reiterados esfuerzos, comenzaron su brutal embestida contra los pueblos de la zona buscando extender los límites geográfico del imperio portugués en América. 

Tras la expulsión de los jesuitas la monarquía española decidió crear el “Gobierno Político y Militar de Misiones o Gobierno de los Treinta Pueblos de las Misiones Guaraníes”, el cual fue un gobierno político y militar creado por la corona española el 27 de abril de 1778 y ratificado mediante Real Cédula de Aranjuez del 17 de mayo de 1803. 

Se puede apreciar dicho documento en internet de donde surgen claramente las siguientes conclusiones: 

1. En primer lugar cabe destacar que lo primero que el monarca realiza en su documento es el reconocimiento expreso de que, por Consulta del Supremo Consejo de las Indias el 27 de abril de 1778 creó el Gobierno de los 30 pueblos de Indios Guaraníes y Tapes, “con independencia de los gobiernos de Paraguay y de Buenos Aires”

Cabe aclarar que los 30 pueblos a los que se hace mención fueron divididos en dos gobernaciones interinas. La primera de ellas tenía sede en San Miguel y comprendía 10 localidades: Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, San Borja, San Nicolás, San Luis, San Lorenzo, San Miguel, San Juan y Santo Angel. La segunda tenía sede en Candelaria y comprendía 20 pueblos: Apóstoles, Concepción, Santa María, San Javier, Mártires, San José, San Carlos, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní, Corpus, Jesús, Trinidad, Itapúa, San Cosme, Santiago, Santa Rosa, Santa María de Fe y San Ignacio Guazú. Estos eran los pueblos que, desde un principio, componían nuestra querida tierra misionera, mucho de los cuales luego fueron ocupados o usurpados ilegítimamente por españoles, portugueses, paraguayos y oligarcas porteños. 

2. El rey dispuso tajantemente que a todos los habitantes de las tribus Guaraníes y Tapes, para su subsistencia y la de sus familias, y para fomento de su agricultura, debían repartirse tierras y ganados “sin escasez”, ya que de acuerdo a las propias palabras del rey “allí abunda terreno para todo”

3. Se le otorgaban a los pueblos Guaraníes y Tapes títulos y competencia sobre sus bienes propios y los de su comunidad, de acuerdo a las “Leyes y Ordenanzas de su Población”; 

4. Se prohibía expresamente que los españoles adquieran haciendas en nuestras tierras, “por haber acreditado la esperiencia que con el tiempo se han alzado con todas ó la mayor parte de las de los Indios; y mando se prohiba á estos venderlas que se les repartan para que perseveren como vinculados en sus familias y se apliquen á tenerlas cultivadas y pobladas de ganados”

Sin embargo, Buenos Aires y Asunción desoyeron los mandatos reales y, en este contexto de desconcierto, tuvimos la gran fortuna los misioneros de que el 13 de diciembre de 1774 el Virrey Juan José de Vertiz y Salcedo haya decidido nombrar a Don Juan de San Martín “Teniente Gobernador del Departamento de Yapeyú en el Gobierno de las Misiones Guaraníes” en razón de lo cual, el 25 de febrero del año 1778 nació en tierras misioneras el Libertador de nuestra Patria Don José Francisco de San Martín (casi a imagen y semejanza del gran líder guaraní, también misionero, Don Andresito Guacurarí, figuras ambas cuyos nombres han sido siempre usurpados a la identidad misionera, sin justificación ni causa razonable alguna). 

También tuvimos los misioneros el honor de que en nuestras tierras se hallan desatado batallas trascendentales para la conformación de nuestra Patria. Lo que nunca tuvimos, fue un debido reconocimiento por ello

Era tal la importancia de nuestras tierras, y tanta la desigualdad que en ella se veía, que en diciembre de 1810, durante su incursión militar, Don Manuel Belgrano haya redactado el “Reglamento para el Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 Pueblos de las Misiones, del 30 de diciembre de 1810” el cual fue incorporado por Juan Bautista Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional. 

Es decir que ya desde el seno mismo de la Patria los revolucionarios de 1810 reconocían y reafirmaban la autonomía de los 30 Pueblos de las Misiones, la cual como dije ya había sido decretada por la corona española el 27 de abril de 1778. 

Por ello, la creación de la provincia de corrientes en el año 1814, tuvo consecuencias lamentables para los misioneros, ya que el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas decidió de manera inesperada e injustificable anexar a ella todo el territorio de nuestra provincia, comenzando de esta forma con la expulsión de las comunidades Guaraníes, y acentuando ya lo que luego iba a ser el principal motor de la política económica de nuestro país: la ganadería. 

La idea de Posadas consistía en crear la provincia de corrientes con el objeto de repartir largos latifundios a terratenientes que le eran obsecuentes, expulsando de esta forma a los Guaraníes de sus propias tierras a cambio de que las llenaran de vacas, favoreciendo desde el inicio la creación de una clase oligárquica que desde Buenos Aires, se repartió a dedo nuestras tierras y que dirigían a piacere los designios de nuestras comunidades, pudiéndose afirmar que este fue uno de los primeros avances contra las comunidades aborígenes de nuestro país, cuestión que parece haber olvidado la historia, ya que según su versión oficial la primera invasión o conquista del desierto ocurrió durante el gobierno de Rosas, cuando lo cierto es que las políticas de exterminio y expulsión de los aborígenes había comenzado mucho antes. 

Otro antecedente constitucional sobre la autonomía de Misiones, y que integra la Constitución Nacional por tratarse de unos de los pactos preexistentes que menciona su Preámbulo es el Tratado del Cuadrilatero donde las provincias de buenos aires, santa fe, entre ríos y corrientes convinieron expresamente que: “15°) El territorio de Misiones queda libre para formarse su Gobierno y para reclamar la protección de cualquiera de las provincias contratantes. 16°) En consecuencia, se devolverán todas las propiedades que reclame, en conformidad a lo acordado en el artículo 10 con respecto a Corrientes, luego que haya nombrado legítimamente su Gobierno”

Es decir que los representantes de la misma provincia de corrientes, ya en Enero de 1822 reconocían haber ocupado sin título tierras que en la realidad nos pertenecían a los misioneros, encontrándose obligada a devolver todas las tierras que la Provincia de Misiones reclamara luego de que haya nombrado legítimamente su gobierno. 

Fue justamente por ello que nuestra tierra, tras una gran lucha, fue recién provincializada el 10 de diciembre de 1953, ya que la oligarquía porteña que dominaba en corrientes había obstaculizado hasta entonces toda posibilidad de que Misiones finalmente fuere reconocida en lo formal como Provincia. 

Fue finalmente el Presidente Juan Domingo Perón quien decidió en un acto de reivindicación hacia los pueblos misioneros reconocer la deuda de la provincialización, habiendo sancionado la Ley N° 14.294, quedando desde entonces formalmente establecido el Gobierno de la Provincia de Misiones. 

Desde 1953 hasta la actualidad los misioneros, debido a los recurrentes y lamentables golpes de estado que azotaron a nuestro país, hemos tenido pocas oportunidades de elegir democráticamente nuestro gobierno, pese a lo cual hemos reforzado nuestra institucionalidad, hemos crecido y nos hemos desarrollado plenamente, en paz, tranquilidad y armonía, hemos creado las condiciones como para salir y reclamar la reivindicación de los derechos que nos han sido arrebatados y que nos correspondían ya desde antes de la época de la corona española, que en definitiva no hizo más que reconocer una realidad: la existencia de los 30 pueblos independientes de las Misiones. 

Hoy debemos apludir aquéllos intentos de crear una cultura propia. Aplaudo a artistas como Ramón Ayala, Vicente Cidade, Don Braulio Areco, Zygmunt Kowalski, al chango Spasiuk, quienes creyeron y creen en la actualidad en una cultura propia misionera, una que nos identifique como pueblo. 

Desaparecieron los Mayas, los Aztecas, los Incas, pero no su cultura. Ello es así porque la cultura trasciende a los pueblos, es su parte espiritual, su alma. De la misma forma, intentaron desaparecer la cultura Guaraní, pero nosotros como sus guardianes, la conservamos como pudimos. Ahora debemos desarrollarla y adaptarla a nuestros tiempos. No para rezar a Tapí, sino para reivindicar su lugar en nuestra historia, su increíble legado musical, sus creencias. 

Por todo ello, hoy que estamos fuertes y preparados para resistir cualquier embestida, los Misioneros requerimos: 
 1. Del Congreso de la Nación Argentina la inminente reivindicación del lugar de origen del Libertador de la Patria, General Don José de San Martín como nacido en el territorio de la Provincia de Misiones; 

2. Requerimos asimismo del Congreso de la Nación Argentina la inminente reivindicación del nombre de nuestro caudillo Andresito Guacurarí, como nacido en el territorio de la Provincia de Misiones y no como natural de la provincia de corrientes como falsamente pretenden hacernos creer; 

3. Siendo que en la actualidad en el territorio de de la localidad de Ytuzaingó, usurpado ilegítimamente por la provincia de corrientes a Misiones existe hoy la Represa de Yaciretá, la cual perjudica seriamente a los Misioneros desde lo ambiental sin que obtengamos de ella una renta que justifique tanto perjuicio, exigimos un mayor porcentaje en la distribución de los beneficios económicos obtenidos por la explotación de la mencionada represa. Ello así, en razón de los derechos de propiedad reconocidos por la provincia de corrientes a la de Misiones mendiante el Tratado del Cuadrilátero, que integra la Constitución Nacional, y en busca de una reivindicación histórica y justa para el Pueblo Misionero, debiendo determinarse que la Provincia de Misiones debe percibir más rentabilidad de la Represa de Yaciretá que la de corrientes, en busca de una recomposición económica por tanto perjuicio causado al Pueblo Misionero por parte de los sucesivos gobiernos de dicha provincia. Lo mismo solicitamos respecto del Proyecto de Represa en la localidad de Garabí (otro territorio usurpado por corrientes a Misiones), por lo que consideramos de suma urgencia discutirlo antes de que esta última represa comience a funcionar y afecte aún más nuestras aguas y recursos naturales sin que percibamos una renta justa por ello y teniendo en consideración que los ocupantes ilegítimos de estas tierras sí las obtendrían. 

4. Se reconozca a la Provincia de Misiones una recomposición histórica en lo que hace a la distribución de recursos federales, determinándose un mayor porcentaje de la coparticipación federal, destacándose que la Provincia de Misiones deberá percibir una coparticipación mayor a la de la provincia de corrientes por la misma cantidad de tiempo que ellos ocuparon ilegítimamente nuestras tierras hasta la fecha. 

5. Se reconozca a la Provincia de Misiones un mejor derecho que la provincia de corrientes sobre los recursos del denominado “Acuífero Guaraní”. Ello así, en razón de que mucha de sus extensiones fueron ilegítimamente usurpadas por éstos y corresponden históricamente a la Provincia de Misiones. 

6. Que lo recaudado en superhábit de acuerdo al punto 3 sea destinado al desarrollo de las distintas comunidades Guaraníes que aún habitan la provincia, en condiciones sumamente desfavorables, existiendo en la provincia una desigualdad latente en la distribución de la riqueza. Para ello deberán crearse asociaciones, fundaciones o cooperativas, autónomas de cualquier poder político, destinadas a administrar los recursos públicos en cuestión y a ejecutar las obras que sean necesarias. 

Entiendo que hoy la lucha de los misioneros debería iniciarse por este camino. Solo pensemos en la victoria y no dejemos que continúen avasallando nuestros derechos.