jueves, 30 de abril de 2009

Por ahí no debería ceder tanto para cambiar mucho

Hace algún tiempo, mientras buscaba información en Internet para el laburo, se me ocurrió que, crearme un blog, probablemente sería una buena idea.

Dale, create un blog, me dije, uno copado, de esos que muestran cosas de actualidad, arte, de esos que opinan de política y ves si de esta manera llegás a que te escuche alguien. Por ahí, hasta te ahorrás unos pesos en psicoanálisis.

Por qué no, pensé, tengo que aprovechar que me gusta escribir y tratar de crear un espacio abierto, donde todos podamos venir a opinar libremente sobre las cosas diarias de nuestro bendito país y de nuestras queridas y rutinarias vidas.

El punto principal de todo es cómo captar a la gente, pensé, cómo hacer que la gente se enganche con tu blog y diga: Pero qué blog copado. Cómo hago para suscribirme.

Entonces mandás mails con mensajes como: “Che, me cree un blog, entrá y opiná cuando quieras”, pero cada vez que entrás ves que no mucha gente lo ha hecho y que las encuestas no recibieron tantos votos como pensabas, Sole, Mamá, mis hermanas, no sé quién más pudo haber votado estas cosas que se me ocurrió preguntar, pero bueno …

En mi corta experiencia como Blogger, admitiendo que no le he prestado mucha atención, me di cuenta de que lo lindo de tener un blog es que uno se mueve dentro de la red con mucha libertad.

Desde acá uno, ante la posibilidad de llegar a mucha gente, puede idear revoluciones (culturales o sociales), dar vida a nuevos conceptos, en fin, uno puede divagar sobre todas las cuestiones de la vida y encontrarse, quizá, con gente que piense como uno, de cualquier parte del mundo y que quiera compartir sus experiencias, en sus países, para que entre todos aprendamos de la experiencia del intercambio cultural.

En este sentido, Internet representa un gran logro de la humanidad. Aunque, en muchos otros, me parece que no ayuda, sobre todo en lo humano.

Internet, en muchos aspectos, deshumaniza al hombre. Las relaciones humanas ya no son las mismas desde la difusión de internet, la gente se actualiza por mail, o por chat, y ya no se junta como antes.

Se dice que las universidades del futuro van a ser virtuales, que la gente ya no necesitará concurrir a clases para aprender, que el material se enviará por mail y que únicamente los exámenes, en algunos casos, será presenciales.

Eso no me parece que esté del todo bien. El factor humano en el aprendizaje es fundamental, sobre todo en el universitario, donde la experiencia del profesor, en muchos casos, es fundamental para el aprendizaje del alumnado y únicamente ello puede ser posible en las aulas, en la interacción entre partes, en el diálogo entre profesorado y alumnado. La educación es mucho mejor trasmitida de persona a persona. El intercambio de ideas, el diálogo, el debate, esa es la mejor forma de trasmitir conocimientos.

Por eso, medios de comunicación como éste, son importantes. Para trasmitir información y generar un intercambio de ideas y de esta manera conocer al otro, qué piensa, qué costumbres tiene, qué deberíamos cambiar para llegar a un acuerdo: “por ahí no debería ceder tanto para cambiar mucho” ese debe ser nuestro lema, para empezar a hablar de cambio.

Creo que si entre todos superamos nuestros problemas de convivencia, viviríamos en un país mucho más justo e igualitario.

Creo que los argentinos, en cierto punto, tenemos terror de aceptar al otro como tal. Privilegiamos la propiedad privada por sobre la propiedad pública y de esa manera colaboramos con el deterioro de nuestra identidad cultural.

Ya no apuntamos a generar escritores como Borges o Roberto Arlt, ya no importan los ensayos sobre ciegos o las esquinas rosadas, las rosas mecánicas, los rufianes melancólicos. Poco a poco, fueron vaciándonos de contenido.

La ciencia y la literatura, dos íconos de la Argentina del siglo XX desaparecieron por completo a partir de la década del 90, principio de todo este presente nefasto que vivimos los argentinos.

Por eso, entre todos, debemos colaborar para la reconstrucción de nuestra identidad cultural. Renazcamos en el tango y el folklore, en nuestra literatura, generemos ideas, razonamientos, comencemos a explotar nuestra capacidad intelectual. Demostremos al mundo que nuestras universidades fueron las mejores de Latinoamérica por algo, porque somos capaces y podemos enfrentar las adversidades.

Es hora de que asumamos muchas culpas y comencemos a trabajar en conjunto para el cambio. La única forma de salir es apostar a un futuro donde todos colaboremos para el bienestar de la comunidad, no solo desde lo institucional, sino también desde nuestras acciones particulares, desde nuestra forma de vida. Tal vez pequeños cambios en nuestras vidas ayuden a generar grandes cambios sociales. Pensemos en el primero para comenzar con el experimento ¿Les parece?

sábado, 25 de abril de 2009




Gente hoy transcribo un fragmento del excelente discurso que dio Frondizi el día de su elección presidencial para que reflexionemos un poco. Parece mentira, pero es de mucha actualidad.

“El período revolucionario ha terminado. De aquí en adelante las Fuerzas Armadas no deciden. Ahora deciden los representantes del pueblo, del cual forman parte los ciudadanos que componen aquéllas. He aquí un humilde destino para miles de jefes, oficiales, suboficiales y conscriptos argentinos. Tienen las armas en la mano y van a acatar la Constitución, los mandatos de V. H. y las Legislaturas provinciales, las decisiones de la justicia y las órdenes del presidente como jefe supremo de las fuerzas de aire, mar y tierra, de acuerdo a la Constitución. Somos hombres materialmente desarmados, pero tenemos la fuerza moral que proviene de nuestra investidura.

El Ejército retorna a sus cuarteles, la Marina a sus buques y la Aeronáutica a sus bases, para cumplir las decisiones constitucionales e incorporarse al gran esfuerzo nacional que hoy se inicia. No deliberan más. Como Ciudadanos tienen todos los derechos y deberes. Como integrantes de las Fuerzas Armadas obedecen los mandatos de los representantes del pueblo. Es el pueblo quien juzga a sus mandatarios. Ninguno de nosotros osará desviarse y si lo hiciera, la Constitución prevé la corrección. El veredicto final lo pronunciará el pueblo en el comicio.

Como jefe supremo de la Nación el presidente no hará política. No habrá partidismo en la función pública, ni en las Fuerzas Armadas. Ello no significa que las Fuerzas Armadas se desentienden de los problemas nacionales y populares. Los queremos al servicio de la Nación y no como guardia pretoriana del presidente”
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Un abrazo.