lunes, 9 de marzo de 2009

Viajar y escribir

Una de las cosas que más me complace en la vida es viajar. Viajar y escribir. Sin embargo, últimamente, no estoy viajando ni escribiendo. Estoy siempre trabajando o estudiando o haciendo deportes, pero nunca viajando ni escribiendo.

El tema es que yo siempre me interesé por escribir. De chico soñaba con ser poeta o cantautor y de esa forma conquistar muchas mujeres. Qué tiempos memorables. Cuando recuerdo las cosas que hacíamos con los chicos del barrio no puedo parar de reír o de llorar o de gritar a los cuatro vientos lo feliz que fue mi infancia, en Posadas, mi ciudad natal.
Luego vino el colegio, con otros tantos momentos lindos, los buenos amigos, la mudanza a Buenos Aires, la universidad, el trabajo, las responsabilidades. Después conocí a Sole, el amor de mi vida, con quien compartí, hasta ahora, momentos lindos y feos, pero todos buenos. De enseñanza. Sole es de Ushuaia, yo de Posadas. Somos las dos puntas de un extremo, un pedazo de patagonia mesopotámica.

Siempre fue así. La historia avanza, la humanidad evoluciona y la vida va con ella, corriendo. A los tumbos uno va dándose cuenta de que la vida es progresiva, como el tiempo, el calendario, que se encuentra dividida en etapas, como un proceso, que se cumple, que se va extinguiendo casi inmediatamente. Los pensamientos pasan a ser pasado en el transcurso de un segundo. La palabra anterior ya quedó en el pasado, lo es tanto como las ideas de nuestros ancestros.
Pero viajar es primordial. Transcurrir por la vida, disfrutar sus costumbres. Indagar sobre todo sus lugares comunes. Conocer sus recodos. Caminar en apuros. Cometer tonterías. Descifrar los mensajes. Perderte en la noche. Vagar por la oscura, sombra del viento. Jugar en la arena. Construir puentes. Dar vida a grandes ideas.

Al viajar descubrimos secretos del tiempo, cuyas voces nos hablan y dicen a gritos: ¡No olvides tu risa! Llévala contigo hasta el infinito. Disfruta del sueño, que mal que nos pese, termina con todo. Nos gana en el último instante de aliento, haciéndose eterno.

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