martes, 19 de mayo de 2009

Chau Mario




Anteanoche, mientras volvía a casa en auto con un amigo, escuché por la radio sobre la muerte del gran poeta uruguayo, Mario Benedetti.

Lo primero que se me ocurrió al oír la noticia fue escribir algo en el blog en su honor, pero realmente no se me ocurría qué poner. Porque, a mi criterio, con la muerte de Benedetti no solo se pierde uno de los grandes pilares de la literatura latinoamericana, sino que, lo cierto, es que con él comienza a acabarse lo que puede decirse que fue su época de oro, la de los Borges, los García Márquez y los Cortázar.

Mi preocupación creció aún más cuando advertí que nuestra generación, los que nacimos en la década del `80, se encuentra vacía culturalmente. No produjimos nada a nivel cultural ni poseemos referentes en literatura o música.

Al parecer, se acabó esa máquina de generar pensamiento, a través de la música y la literatura, que fue Latinoamérica en el siglo XX. No surgieron más músicos de la categoría y el verbo de Silvio Rodríguez o Pablo Milanés.

Y ello es muy lamentable, no solo por lo que significa una comunidad vacía de contenido, sino porque, a pesar de todo lo malo que nos tocó vivir a los latinoamericanos, afortunadamente, hasta ahora, no nos faltó nunca literatura o música. Siempre pudimos acudir a un Vargas Llosa, a un Charly García o a un León Gieco, siempre pudimos disfrutar, y de ello nos jactamos frente al mundo, de tener escritores y músicos de renombre, pero nada hacemos hoy para recuperar o, más bien, mantener esa bien ganada fama.

Creo que la muerte de Benedetti no solo debe constituir un acontecimiento lamentable por todo lo que éste significó para nuestra cultura, sino que también debe tomarse como un llamado de atención para quienes buscamos conformar la Latinoamérica del Siglo XXI.

Estamos llegando al fin de un ciclo. Produzcamos cultura para que el inicio del próximo sea tan fructífero como el que se va, para nuestros tiempos y los siglos venideros. No dejemos a quienes vienen después de nosotros una sociedad vacía.

Por lo demás, Mario, solo quería decir adiós, nunca es tarde para decir hasta luego.

2 comentarios:

  1. Francisco J. de Zavalía20 de mayo de 2009, 9:33

    Buen homenaje Fede, la verdad se fue un gran poeta pero nos quedan sus poemas.
    Respecto al problema de la juventud, mario te responde:

    Qué les queda por probar a los jóvenes
    en este mundo de paciencia y asco?
    ¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
    también les queda no decir amén
    no dejar que les maten el amor
    recuperar el habla y la utopía
    ser jóvenes sin prisa y con memoria
    situarse en una historia que es la suya
    no convertirse en viejos prematuros

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  2. Bien dicho Francisco. Y No te creas, Federico, que no hay nada por ahí. Que no se le de demasiada bola es otra cosa, pero te aseguro que hay. Lo dice un jovato como yo.

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