domingo, 7 de marzo de 2010

Sobre la política económica

Conforme surge claramente de la Constitución Nacional, es el Poder Legislativo, en nuestro caso el Congreso de la Nación, quien debe definir la política económica de la República y no el Poder Ejecutivo, como erróneamente surge en reiteradas ocasiones de los discursos de nuestros presidentes.

Lo cierto es que la CN es clara al respecto. En este sentido, en su art. 4 dispone que será el Congreso provee a los gastos de la Nación con los empréstitos y operaciones de crédito que éste decrete en casos de urgencia o para empresas de utilidad nacional.

A su vez, el art. 75 de nuestra carta magna en sus distintos incisos, al establecer las principales atribuciones del Congreso de la Nación dispone que corresponde al Congreso:

Inc. 4: Contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación.

Inc. 8. Fijar anualmente, conforme a las pautas establecidas en el tercer párrafo del inciso 2 de este artículo, el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional, en base al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas y aprobar o desechar la cuenta de inversión.

Inc. 18. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo.

Inc. 19. Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento.
Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado será Cámara de origen.
Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales.
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.

El sistema entonces se va delimitando claramente. En materia económica es el Congreso de la Nación quien asume los rieles. El Poder Ejecutivo en nuestro sistema republicano se encuentra limitado a ser el brazo ejecutor del Estado, pero las decisiones trascendentes para la Patria las toma el Congreso de la Nación, el cual se trata del principal de los poderes en un Estado Federal, ya que allí es donde se encuentran representados el pueblo de la Nación y las Provincias.

Pero como si los artículos citados no fueran tajantes en cuanto a lo que venimos refiriendo, la cuestión fue confirmada por los constituyentes de 1994, quienes incorporaron el art. 85 de la CN, que introduce una nueva figura en el juego de poderes, la Auditoría General de la Nación. El art. citado establece: “El control externo del sector público nacional en sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos, será una atribución propia del Poder Legislativo. El examen y la opinión del Poder Legislativo sobre el desempeño y situación general de la administración pública estarán sustentados en los dictámenes de la Auditoría General de la Nación. Este organismo de asistencia técnica del Congreso, con autonomía funcional, se integrará del modo que establezca la ley que reglamenta su creación y funcionamiento, que deberá ser aprobada por mayoría absoluta de los miembros de cada Cámara. El presidente del organismo será designado a propuesta del partido político de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso.
Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la administración pública centralizada y descentralizada, cualquiera fuera su modalidad de organización, y las demás funciones que la ley le otorgue.
Intervendrá necesariamente en el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos”
.

Son muchas las conclusiones que podemos extraer entonces de los párrafos que preceden:

1. Por un lado, solo el Congreso de la Nación se encuentra habilitado constitucionalmente para decidir sobre la política económica tanto a nivel interno como internacional, ya sea cuando se trate de adquirir deuda o de pagarla.

2. El Poder Ejecutivo, tal como está regulado en la CN no es un poder que represente al pueblo de la Nación, como pretenden aquellos que buscan darle popularidad a un gobierno, sino que es el Congreso de la Nación quien representa y toma las decisiones. El Poder Ejecutivo, salvo en limitadas ocasiones puede tomar decisiones sin la anuencia del Congreso.

Estas son las pautas que, a grandes rasgos, debemos tener en cuenta al momento de analizar los discursos presidenciales sobre la política económica de la Nación. Es falso que sea el Poder Ejecutivo el que decida sobre su rumbo económico. Vemos entonces que no hace falta ser un erudito en la materia para poder llegar a las conclusiones apuntadas. Basta solo con leer la CN. El problema es que al parecer nuestros gobernantes o nunca la leyeron, o hacen caso omiso a sus postulados.

1 comentario:

  1. Hay que darle una flor de patada en el culo a la bipolar y su marido, el hijo del especulador, según D'Elía quien, se da el gusto de reunirse con uno de los responsables del atentado a la AMIA como si estuviera tomando el té con Caperucita Roja. ¡Fuera Ya!

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